Martes. Aún recién aterrizada de la kdd en la Zona Cero. Para variar, como cada vez que salgo de la rutina, disfruto, sufro y río, paso días descentrada, sintiéndome enjaulada en mi trabajo, en mi casa, en la vida del día a día. No lo puedo evitar, vivir con la máxima intensidad todo aquello que hago.
Martes. Todos los pensamientos y mala leche del sábado quedaron atrás con las cervezas de la tarde. Embarcada y ruta dura. Subir y bajar de la bici sin parar, mirar el gps para comprobar que no avanzas, cabreo, mucho cabreo, bloqueo, pararme un momento a buscar unos arbustos bajo los que esconder la bici y largarme, o directamente mandarla a tomar por culo, descensos imposibles, frustración por sentirme atrapada entre piedras y raíces al lado de la carretera, el domingo, el domingo yo me voy a correr. ¿Qué hago en este lugar? Yo no puedo bajar por aquí, tengo calor, no consigo dar 5 pedaladas seguidas sin parar, esta ruta no puede ser nivel fácil. En algo nos hemos equivocado, no me hables, ni me animes,...Sí, en algo nos equivocamos, difícil no es de iniciación. Pero todo se olvida con la cerveza de la tarde, con las vistas, con un sonrisa que tímidamente vuelve a aparecer tapada por el orgullo, con una cena divertida, con cervezas, con las experiencias compartidas.
Martes. Sigo pensando en el domingo. En los senderos de una ruta bien escogida. La concentración, la bici que ya está bien ajustada. Me siento cómoda, segura y disfruto. El paisaje, cerrar los ojos y sentir las horas pasadas grabadas en la retina, veo piedras, raíces y senderos. Repetiría esta ruta, sí. Cerveza, descanso y vuelta. Agotamiento en la vuelta, momentos únicos, motivación, vida, mucha vida...
Martes. Aún quedan 3 días más para poder salir.
Martes. Tan sólo quedan 3 días para poder montar de nuevo. Tan sólo quedan 3 días para poder correr en algún otro lugar.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario