Mira esos árboles, ¿viste la luz en sus hojas? Parecen luces de Navidad. Y mira aquel agujero, ¿qué será? No lo sé, vamos a verlo. Mmmmm, ¡Me encanta el olor a leña, el olor a pueblo! Me hace sentir segura y recogida. Aquí en la orilla hay un cangrejo, creo que quiere salir, otro animal que se nos acerca...
Me pongo el dedo en la nariz, veo el mundo dividido en dos, nos inclinamos hacia un lado y hacia otro. A veces coincidimos, otras veces no. Puntos de luz, un fondo violeta que se alarga y abajo todo un mundo por descubrir. ¿Seguro que no ves nada? Abre los ojos por dentro y verás.
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Como quien un día de verano abre la puerta de su casa y siente el calor que viene de los campos con toda la cara, a veces, de repente, la Naturaleza me golpea de lleno ahí, en la cara de mis sentidos, y me quedo confuso y perturbado, queriendo entender aunque no sé bien cómo ni qué... ¿Pero quién me ha mandado querer entender? ¿Quién me dijo que había que entender? Cuando el verano me pasa por la cara la mano leve y caliente de su brisa, sólo he de sentir agrado, porque es brisa, o desagrado, porque es caliente, y, de cualquier manera que lo sienta, dado que así lo siento, eso es sentirlo...
El guardador de rebaños, Fernando Pessoa
1 comentario:
Olor a leña.. y a brasas de la chimenea... a libros esperando un otoño lluvíoso como este para que cobren de nuevo vida...
Un abrazo desde las otras montañas..
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