Año nuevo lleno de presentes

El año comienza intenso. Nos vamos a Asturias a celebrar la Nochevieja. Subimos al refugio de Peña Ubiña y allí pasamos la noche entre nieve y amigos.

Mojitos, campanadas dobles, empanada de espinacas, paseito por la nieve para deshacernos de la resaca y por la tarde nos vamos a casa de Sandra y Jose. Ducha calentita, cena rica y a dormir con calefacción...

Al día siguiente se escala. Nos despertamos tarde así que nos olvidamos de la cuerda...Bloque...Esto es otra cosa. Caliza. Me sigue dando algo de miedo pero me siento cómoda y disfruto.

Se hace de noche y nos vamos al refugio de El Llano. Más frío pero igual de encantador con su chimenea y sus recuerdos.

El día amanece lloviendo y nos volvemos a olvidar de la cuerda. Caminamos por el desfiladero de las Xanas y nos homenajeamos con una buena comida asturiana: fabes, pote asturiano, cabrito y sidra.

Caminamos entre niebla y barro y miro abajo, al desfiladero. Tan lejos y aún suena. Nadie por delante y nadie por detrás. Todos están lejos sorteando a ver quién friega. Y yo aprovecho el momento para estar conmigo, que en este año aún no me había dado tiempo.

- Bueno Pokol, feliz año canija
-Igualmente Pokol... ¿Qué tal lo llevas?
-Bueno, pensando, para variar. Es inevitable.
-Ya. Qué gracioso, tienes gente por delante y por detrás en este sendero, como si tú fueses el presente.
-Es que lo soy.
-Y entonces, ¿por qué hablas conmigo en vez de disfrutar de la niebla?
-Eso intento, eso intento
-Bueno, todo a su tiempo, con tranquilidad. ¿Qué te has pedido a los reyes canija?
-Tranquilidad y presente. Si me lo traen, el resto vendrá solo.