No todo es agua, no todo es roca...

Una escuela diferente, una roca distinta, lavadita, con agua...Un nuevo paisaje, un lugar desconocido para mí.

No sé por qué llegué con la sensación de que no íbamos a escalar. Pero de repente me vi sacando la cuerda de su funda, poniéndome el arnés y, cinco minutos después, ya estaba tocando la roca...

Valeria. Vías muy técnicas, regletillas, canteo y mucho movimiento. Me gusta...Me subí a un 6a+, Rómulo y Remo, de los que hay que apretar en un par de pasitos. Y empecé bien. Desde abajo ya apretaba bastante, pero era de esas vías que a mí me gustan: fisurita, mucho cambio, siguiendo la línea, de pasos extraños y de brazo. Y lo tenía todo, menos el coco.

Porque desde hace un tiempo no arriesgo. Subo si voy sobrada y si no, no subo. Casi se me olvida lo que es respirar y seguir, respirar y seguir, darlo todo. Me hablo a mí misma, me grito, pero no me escucho. Me lanzo y freno en el último momento.

Siguiente vía, otro 6a+. Aunque yo creía que era un 6a. Da igual. Otra fisura. Mesalina. Le doy. Tercera chapa y pasito. Abajo oigo voces y me desconcentro un poco.

Me digo que esto no puede seguir así, que sé perfectamente que voy sobrada para hacer ese paso y me pregunto "¿Y por qué no lo haces?".

Así que cambio de opinión y decido probar algo nuevo: "vamos a volar". Aviso de mis intenciones y decido subir un poquito para que la chapa me quede un poco más baja y tirarme. Y no me tiro.

Pero, ¿cómo me voy a tirar ahora si justo me acabo de dar el paso? y ¿cómo me voy a tirar si de tirón resulta que hay otro paso peor que el anterior? Y me encuentro apretando, que se me había olvidado lo que era. Y dale, dale, dale, hasta que chapo. ¡Por fin! Prueba superada.

Pero no todo en Cuenca es escalada, ni todo en Cuenca es agua.

Cuenca ha sido conversación
Cuenca ha sido confesión
Cuenca ha sido secreto
Cuenca ha sido sonrisa

Cuenca ha sido manos de apoyo en mi escalada, por dentro y por fuera, en los bloques de Ciudad Encantada y en los bloques de mi vida.

Cuenca ha sido intenso, como la tormenta.

Fotos: Vlady, Nell (gracias, muak!)