Llega la primavera con días de sol así que hay que ir abriendo poquito a poco. Ahora toca salir, disfrutar, relajar un poco con tanto aprendizaje, con tanto cambio. Toca contactar con los pasos de cima, con las manos en la roca. Es tiempo de charlas a pie de vía, de cervezas frías después de horas al sol, de montañas con curvas de mujer. Es hora de nacer de nuevo tras el invierno, es hora de salir del capullo, es hora de recoger frutos.
"Cuando empiezo a escalar y aún estoy cerca del suelo, un ramalazo de vértigo descarga un latigazo sobre mi columna vertebral. Altura. Miedo irracional a la caída, al impacto contra la solidez de la materia. Al dolor. Al cuerpo. Pero sé que según vayamos ganándole metro de altura a la pared, el vértigo desaparecerá. Largo a largo, un colchón mullido de vacío engordará de aire y transparencia, y crecerá y crecerá sin parar bajo nuestros pies. Y el suelo dejará de ser suelo para convertirse en un dibujo, una abstracción que imitará el aspecto de un plano representando la tierra. Tan lejos que mi instinto perderá la referencia de la altura y mi animal dejará de asociarlo al vértigo. "
El hilo gris, Eider Elizegi
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