Cuando hay mucho movimiento a veces no hay palabras.
Tampoco hace falta.
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"De vez en cuando, la nuera de la granjera se acercaba a la cama; era joven, tenía un rostro fresco, rubicundo, de rasgos un poco toscos, y ojos negros, vivaces y límpidos. Un día le trajo un puñado de cerezas y se las dejó en la almohada. Le prohibieron comérselas, pero se las llevaba a las mejillas, que le ardían como el fuego, y se sentía aliviado y casi feliz".
Suite francesa, Iréne Némirovsky
1 comentario:
Mirando las fotos.. las palabras sobran...
Disfruta.. y como me dice una buena amiga.. Vibra...
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