Podría contar todo lo que hice este fin de semana, hablar de la gente que conocí, de los personajes que interpreté, de la sonrisa de mi abuela al contarme lo emocionada que está con sus clases de taichi, de la riquísima tarta de queso que preparó mi tía, de las conversaciones con mi tío delante de un magnífico plato de arroz con verduras o de las mil y una ideas que pasaron por mi cabeza mientras conducía por tierras de castilla pero, la verdad, no siento la necesidad de escribirlo.
Tan sólo lo anoto, para que no se me olvide...
2 comentarios:
Me ha encantado. Conozco esa sensación, pero no la sabía explicar tan bien como lo has hecho tú.
Sólo hace falta cerrar los ojos.. y vuelve de nuevo...
Un abrazo desde las montañas..
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