Escalamos hasta llegar a las puntas de los dedos, arriesgamos un paso más hasta caer en nuestro interior, con certeza y con decisión.
Es una vía larga, desplomada, angosta, con descansos en los momentos oportunos, movimientos gráciles que dulcifican el alma y apretones que envisten contra cada célula de nuestro cuerpo.
Respiramos hondo y esquivamos los golpes, entregamos sin miedo y sonreímos, que para eso estamos aquí.
Así es este viaje hacia el interior.






1 comentario:
Entregarse sin miedos.. a la vida... a la persona... a las montañas...
Bellas palabras...
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