lunes, 27 de septiembre de 2010

Es lo que toca




























El cuerpo por fin descansa, aunque los pies se queden fríos con este cambio de temperaturas. Toca sacar el edredón, esconder los brazos bajo la almohada y pisar sobre alfombras mullidas de color violeta. Un rato de descanso, plancha, acostumbrarme a mi nueva inquilina y jugar al escondite inglés detrás de la lavadora. Es lo que toca.

Subir al cerro para buscar una esencia ahora mismo ausente, acumular aire puro desde cada punto cardinal, firmar de nuevo y ver que mis pies me siguen llevando alto sin perder la referencia del suelo. Es lo que toca.

Noches de charla calmada, vino y cacahuetes. Así, todos juntos, lo más sencillo sabe siempre rico. Charlamos con palabras que aceleran los segundos y el quiero más queda en el aire, esperando caer del cielo, sobre una copa de vino, para ser tomado a sorbos en este futuro que ya es presente.

En esta tarde ya sólo queda el recuerdo de los minutos y las miradas pasadas, el anhelo por quien se encuentra lejos, los sueños que nos mantienen vivos y la certeza de que seguir soñando cada día es el ingrediente principal de nuestra realidad. Es lo que toca.
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"Bailar entretenido con la sustancia de ti mismo; confundir a conciencia el amor con el sexo, y amar de forma primitiva, rotundamente simple y brutal; romper las olas con el pecho y la espuma con el grito; correr con los brazos abiertos y la desnudez provocadora; beber como el que ha vagado durante días por el desierto; escalar la montaña hasta donde el corazón se parte, el alma se cansa, la razón miente, y subir un poco más arriba por el placer de sentir el sudor como otra clase de piel y la elevación como el único destino posible; escuchar el silencio en una tensa posición de acecho; retozar en el barro como un cachorro que juega con su madre la Tierra; agradecer el frío cuando la fiesta es dormir a la intemperie; preparar el fuego como un hijo de la hoguera; saludar a la luna sin un verso, con el brazo extendido y un alarido; reconocer a la piedra como un miembro calmo de tu estirpe; nadar como el que corre, correr como el que salta, saltar como el que se ahoga; elegir aquello que crece, que respira, que se mece o que, cuando por las heridas se le desangra la vida, sigue arrastrándose para huir de la muerte; alejarse del que marchita, del que asfixia o de quien, cuando acaba de nacer, ni llora ni se mece."
Cuerpo, Ciclos, F.M. (Lengua de Trapo)

1 comentario:

Pekas dijo...

... y que bien sienta...