domingo, 25 de julio de 2010

Éxodo

Matices entre destino y que lo que quiera que sea provea lo que tenga que ser. ¿Hasta qué punto actuamos y cambiamos nuestro destino? Decidimos un camino, cruzamos la frontera y exploramos el terreno desconocido. Cada uno viaja en busca de su tierra prometida.






Fue entonces, durante el día, cuando la nube cubrió la tienda, y la gloria de Dios llenó el santuario; al llegar la noche la nube se hacía de fuego. Cuando la nube se alzaba, los israelitas levantaban el campamento y continuaban su viaje. De esta manera, Dios fue acompañando a su pueblo. Y hablaba con Moisés cara a cara, como se habla con un amigo.


El becerro de oro(éxodo 32-34), La Biblia.

1 comentario:

Ona dijo...

...veo por un rinconcito la vieja sirena... cuidadín... que es adictivo...

un beso grande princesa!