Érase una vez un hombre sumamente estúpido -un loco o quizás un sabio- que, cuando se levantaba por las mañanas, tardaba tanto tiempo en encontrar su ropa que por las noches casi no se atrevía a acostarse, sólo de pensar en lo que le aguardaba cuando despertara.
Una noche tomó papel y lápiz y, a medida que se desnudaba, iba anotando el nombre de cada prenda y el lugar exacto en que la dejaba.
A la mañana siguiente sacó el papel y leyó: "calzoncillos..." y allí estaban. Se los puso. "Camisa..." allí estaba. Se la puso también. "Sombrero..." allí estaba. Y se lo encasquetó en la cabeza.
Estaba verdaderamente encantado... hasta que le asaltó un horrible pensamiento:
-¿Y yo...? ¿Dónde estoy yo?. Había olvidado anotarlo. De modo que se puso a buscar y a buscar.... pero en vano. No pudo encontrarse a sí mismo.
Yo estoy aquí. Todas las noches preparo la ropa, me cepillo los dientes, me miro al espejo y pienso, "ésta soy yo".
6 comentarios:
Qué bonito!
Y lo que vales... Recuerdos al canijo ;-)))
Alpinista!!! Que estuve por tus tierras hace ná...A ver si subimos el Chavo y yo a verte un finde!!! Muxus!
Y hayetastuuuuuuuuuuuuu!!!y a mi me gusta como te mueves tuuuuuuuuu!!!
Un besu canija.
Pd:Juanico! un abrazo enorme broder...me suscribo a lo que dijo pokol.
... y no lo olvides...
Me recuerda una serie de cuentos de la editorial Thule... un maravilloso libro llamdo "Cuentos pulga"...
Un abrazo a esa que eres tú...
Cuentos pulga...mmmm...Lo miraré...
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