Me molesta realmente...

Las pelusas voladoras sobre baldosa blanca.
Que me pongan las monedas encima de los billetes al darme cambio (y el ticket encima de remate).
Peinarme.
Las monedas de un céntimo.
Hablar por teléfono.
Cuando la cajera del supermercado empieza a tirar los tomates del siguiente cliente encima de mi brick de soja y ni siquiera he tenido tiempo de guardar la cartera.
Los transbordos del metro.
Las balletas secas, arrugadas y llenas de migas.
La bufanda y el gorro en el metro.
Pasar el aspirador.
La falta de inteligencia emocional en la sociedad.
Meteo Red y sus pronósticos.
Que mi ipod se suicide contra el suelo constantemente.
Que no se respeten mis silencios.
Que las fregonas y los palos de fregona no sean adaptables de manera universal.
Que se me borre la banda magnética del abono cuando tengo prisa.
Los restos de tabaco en el bolso.
El Corte Inglés, menos en verano, por el aire acondicionado.
La caja del secador nuevo que lleva dos semanas en el pasillo y siempre olvido tirar.
La caja del radiador que lleva un mes en la habitación y siempre olvido tirar.
Las bombillas fundidas.
Tener que subirme a una banqueta para cambiar la bombilla fundida.
Mi concentración selectiva.
Que me escojan para preguntarme algo cuando estoy con los cascos puestos en una ciudad de 5 millones de habitantes.
Mi gran capacidad para "ausentarme".
Llevar paraguas.
Ordenar cajones.
Las toallas mojadas y las sábanas arrugadas.
Escurrir la bolsita del té y limpiar la cafetera.
Que se me desordenen y rompan las cajas de los cedés.
La falta de espacio físico y vital.
Que me crezca el flequillo.
El frío y la oscuridad.
Que me digan que tengo que comer más carne.
Darle vueltas al lápiz y que se me caiga al suelo.
El momento entre llegar a casa y "estar en casa".
Que me sorprendan por la espalda.
Marti, Martuka, Martita...
Cocinar.
No saber y no querer aprender a cocinar.
Mi falta de paciencia.
Llevar la contraria por norma general y no poder evitarlo...