Inbetween Semanis

Resulta que vivo en un país "desarrollado" pero se me ha roto la caldera ( yo no he hecho nada, que conste...) y me dicen que, desde el lunes que se estropeó, es posible que no tenga ni calefacción ni agua caliente hasta el viernes. Mi yo positivo dice: "Jeje, tómatelo a coña. Saca el plumas y así entrenas para Albarra, que en esta casa hace más frío que en la calle". "Antes se vivía sin calefacción, aprende a ducharte con agua fría". Y mi lado negativo me dice: "¡¡¡ Y una mierda!!! ¡Pero manda huevos que cueste una semana conseguir a un técnico! ¿Pero no estamos en crisis? ¡Pues no les veo haciendo cola en la puerta de mi casa para arreglarme la caldera!".

Menos mal que cuando me cambié de casa lo hice con cabeza y me fui a vivir cerquita del rocódromo, porque vivir cerca del curro, como que no, que luego a uno le echan y date por jodido. Así que esta semana me dedico a irme al roco a darme una duchita y, de paso, si tengo tiempo, pues le doy al plafón. Lo que pasa es que tengo que estar pendiente de la llamada del técnico y no hay manera de darle dos pegues a un bloque sin que me llame mi casero, su madre o el contestador. Todos me llaman, menos el técnico.

Esta semana no hace frío y gracias a DIOR ( y a mi abuelo, que todavía se tira el rollo y me da paga) hace poco me compré un radiador eléctrico para que no se me quitase la sonrisa de "qué grato calor" a lo anuncio Gas Natural al abrir el sobre de la factura. Todo solucionado, llego a casa y me acuerdo de lo que me costó el radiador (que me lo podía haber gastado en cintas express) y de lo focalizado de su calor, pero me permite estar en la cama calentita mientras espero la llamada del técnico y hago notas mentales de lo que tengo que comprar: plátanos, pan, jabón para la lavadora (que siempre se me olvida), balletas (puf, la próxima, me da pereza), cervezas (esto tiene que ser un día por separado porque pesan bastante...), tomates, atún, pasta de dientes (escribírmelo en la frente para que no se me olvide tampoco).

Hoy me voy a casa. ¿A qué? Ja, ja. A esperar la llamada del técnico. Parezco una recién enamorada, mirando el móvil cada 5 minuitos a ver si me ha llamado. Pero él se hace desear y yo me pregunto si será porque en el gremio son casi todos hombres...Plancharé un pokol, a ver si me desestreso, y escucharé música, bajita, por si llama el técnico y no le oigo. Y la ropa me quedará genial, porque hace poco que me compré una plancha nueva. La otra se me suicidó desde la mesa después de abrasarme el muslo por planchar en bragas (nota mental: ponerse pantalones para planchar).

Si me queda tiempo luego, me haré unos bloques en el roco, aunque el objetivo principal es ducharme con agua caliente. Si no puedo, como ayer me lavé el pelo, pues me ducharé a lo Planeta Agostini, por entregas, y me conformaré con leer la Escalar y la Desnivel y flipar con la de tiempo que tiene la peña para entrenar. Está claro que por mucho huevo y filete que coma, si a uno no le mantienen, le planchan, le lavan, le compran y le arreglan la caldera, ver a estas chicas tan entregadas encandenando esos blocazos y esos viotes es como ver a la Claudia Shiffer y pensar que la Toñi podrá llegar a ser algún día como ella.

¡Uy! Me llaman...

¡¡¡Nooooooo!!! ¡¡¡Que me ocupas la línea!!! ¡¡¡A ver si me va a llamar el técnico!!! ¡¡¡Cuelga!!!