sábado, 22 de noviembre de 2008

El pendiente derecho o cómo sobrevivir a feisbuk

Soy adicta a feisbuk. Lo reconozco. Soy más adicta a la gilipollez ésta que a darle a enviar y recibir al outlook a mil revoluciones por minuto. Será porque los mails del outlook me importan cada vez menos...

En fin, que feisbuk me encanta. Me mola lo bien pensado que está para personalidades adictivas como la mía. Porque no sólo puedo darle a enviar y recibir en el inbox mientras me mandan mensajes a lo "tronka, hace 5 minutos que no se sabe nada de ti por estas tierras", sino que además puedo freír al personal colgando vídeos musicales, fotos y volverles locos con status a lo "soy inconstante, inestable, imprevisible e...inmejorable...".

Pero todo esto se debe al desequilibrio de mi lado derecho que me trae por la calle de la amargura. Como soy de izquierdas, pues ese lado lo tengo bastante cuidado. De hecho, creo que es mi lado bueno. Pero al loro manolo y el borriquín con el lado derecho. Me ostio en casa y casi me parto un dedo del pie. Lo cual me recuerda que el radiador ha de ser colocado en posición paralela a la pared y no en perpendicular, en plan obstáculo.

Me hago un esguince que me deja el pie tocado para todos los días de lluvia y cambios de presión forever after, reunión. Esta descompesación me hace apretar más el hombro derecho al escalar-digo yo- y por eso tengo una contractura en el hombro...Menos mal que, por lo menos, soy zurda, que si no fijo que me pasaba algo para escribir a mano mis tan complicadas listas de la compra (hoy he comprado jabón para la lavadora y como regalo me he merendado un bocadillo de nocilla:)).

El caso es que esto viene a cuento de que ahora mismo volvía del metro después de charlar tranquilamente con una amiga en unos de mis lugares favoritos, el café Madrid, y se me ha enganchado el pendiente derecho en mi bufanda. La cabeza ladeada hacia este lado para intentar desengancharlo y al final fular y pendiente fuera para ver qué coños se estaba liando en mi universo cercano...

El pendiente se cae y aterriza en las escaleras mecánicas parándose justo en el borde, ahí donde los pasos de los madrileños desaparecen.

"¿Qué hago? ¿Lo cojo? ¿Y si me come la mano?"

Lo intento tocar e intento arrastrarlo hacia fuera, pero no hay manera. Me voy a hacer daño.

Y es que a veces es tan duro controlar este lado derecho que no me queda más remedio que llegar a casa y pensar que siempre me quedará Cuenca y llenar el vacío de mi lado derecho friendo al personal con mensajes en feisbuk.

P.D: Si alguien ve un pendiente en la escalera mecánica de la línea 5 de Alonso Martínez, que no se moleste, que se los compré a un chino en frente del Corte Inglés.

5 comentarios:

Ona dijo...

Tía, estás sembrada!!! me he reído un rato... anda que no me he enganchado veces con los pendientes... fulares, otros pendientes (demasiada proximidad quizás...), cazadoras... una vez hasta con la cortina...

Ciao bella!

Pokol dijo...

en las cortinas???? eso me lo tendrás que contar...

Diego dijo...

Pero Marta !!

Que pokol más accidentado, cago en to lo que se menea.

Adicciones tenemos todos, unas mejores que otras. El bocata de nocilla, ummm, los echo de menos....

Besos y cuidate wapa.

Chavo dijo...

...quema el feisbuk...que te hace que se te enganche el pendiente en la bufanda...

...clarisimamente...

beso!

la granota dijo...

Pero esto: "ahí donde los pasos de los madrileños desaparecen" es para enmarcar, niñaaaa!!!

Y si te cuento lo de mis flecos del chal con el botón del pantalón del padre de la novia...