Pilla, pilla...¡Que me agalvano!

El Espolón Manolín en La Cabrera era un de mis vías pendientes:

215m V+, Pico de la Miel, La Cabrera.

El madrugón para ser los primeros en llegar a la vía es increíble. Cuando el despertador suena a las 6.10 no sé muy bien si ponerme el traje, pero en el pasillo veo la mochila preparada y la pereza (galvana, empanamiento, etc.) desaparece de golpe.

Ya en Chamartín conozco a Eca, Gerardo y José Miguel, así que cargamos los trastos en el coche y allá vamos. María, que hoy sólo ha trabajado dos horas, también se apunta. Así que ya somos dos cordadas de tres, listos para atacar.

Gerardo, Eca y yo empezamos a subir mientras que José Miguel y María esperan a Riki, el último que nos falta para completar las cordadas.

A medida que subimos veo que el camino se bifurca. "Yo diría que es por la derecha...". Pero como es bien sabido por todos que mi sentido de la orientación deja mucho que desear, no insisto y seguimos subiendo.

Efectivamente, el camino era por la derecha, así que intentamos retomar el rumbo a pie de vía, pero no podemos, nos encontrarmos de cara con el segundo largo del Manolín. ¿Volver a bajar y subir con las mochilas cargadas? Puf, qué galvana (pereza, morriña, desgana...), así que Eca propone montar un rápel y a mí me parece bien. Lo que sea con tal de llegar a pie de via. La aventura comienza. Me enfrento a mi querido reverso y allá vamos, primero Eca, luego las mochilas y finalmente rapelamos Gerardo y yo. El reverso se porta bien...

El resto ha llegado antes que nosotros y ya han comenzado el primer largo, así que mientras vamos preparando las cuerdas, comemos algo de fruta (otros le dan a los lácteos directamente), nos echamos cremita y escalamos...

(la graduación de los largos no la tengo muy clara, varía en función de las fuentes)

L1: 40m,IV. Es un largo fácil y bonito. Recuerdo el truco de la chimenea: no meterse en ella...que te quemas... Así que la resuelvo bien esta vez y la hago por fuera. Es un largo bonito que adelanta las maravillas que nos brindará esta vía en largos posteriores. Eca me ayuda a desmontar la reunión y volver a montarla. ¡¡¡Todo empieza a estar más claro!!! Aseguro a Gerardo con mi reverso y empiezo a confiar de nuevo en este cacharro tan apreciado entre los escaladores.

L2:35m, IV: Es una fina fisura, fácil.

L3:25m,V: salimos de la reunión a una bavaresa sencilla y bonita que desemboca en una pequeña placa de adherencia. Es un largo muy disfrutón que se hace breve.

L4:35m, V+: llegamos al famoso muro de setas. Su verticalidad impone ante los largos anteriores. El muro está bien protegido, los agarres son buenos y la roca es muy compacta. Tiene un paso de entrada un poco complicado. Para un primero es equilibrio y para un segundo es difícil sacar las cintas y equilibrarse con la cuerda por delante. Se puede resolver un poco mejor saliendo un poco hacia la derecha. Luego hay un buen pie en el que apoyarse para recuperar el material. El resto, a disfrutar: pasos bonitos con buenos agarres. Llegamos a una pequeña fisura y de ahí a la reunión.

"oye, yo te conozco"...Pero si es Edith...

"Sí, estaba oyendo Pokol! y he pensado, ¡anda!"

Miro arriba y le veo a Capítán Penurias asegurando...

L5:35m, V+: aquí la cosa se complica un poco. Una fisura que se equipa bien pero que tiene un paso extraño. Comienzo la fisura intentando empotrar pero no resulta. Cambio y paso a X. Hay una regletilla a la derecha y parece que puedo sacar bien el pie, pero no puedo hacer oposición bien tampoco. Así no funciona. Así que opto por oposición en los pies con las regletillas de la derecha y el muro de la izquierda y subir con los brazos en bavaresa. Esto resulta un poco más atlético quizá, pero más equilibrado. Le digo a Enrique que me pille, pero sólo tengo una doble por delante y no me sirve de mucho, así que me olvido del asunto y tiro. Me canso un poco pero llego, descanso y sigo.

En cuanto salgo de la fisura veo la placa en la que Eca había acerado un poco. Ni fé pedricera ni nada, ¡menuda placa! Está muy lavada. Tiene truco pero no lo voy a desvelar. Hay que experimentarlo y descubrirlo porque si no, ni acerando...

L6: 40m, V+: Dicen que el último largo es más complicado. Es un largo que requiere versatilidad. Nos enfrentamos a una fisura sencilla si no tenemos miedo a hacerla por fuera. Sacar bien pies, luego entrar, X, empotrar un poco. Cada paso requiere una cosa y sale fácil. Después, nos encontramos con un diedro que sale de dos techos. La entrada impone un poco porque los techos nos escupen, pero enseguida tenemos buenos pies y manos y nos podemos incorporar a un placa para terminar la vía.

Después de las fotitos en la cima y con el calor apretando cada vez más, bajamos a pie de via a comer un poco. Yo sólo he traido fruta y algo para picar, pero parece que el destino ha hecho que sobren bocadillos, así que María me da un sandwhich de jamón york. Comemos y seguimos con el tema del día: Pilla, pilla que me agalvano. Galvana...¿lo habíais escuchado antes? Pues es algo así como pereza... Que fue lo que nos entró después de comer con el calor y decidimos irnos a la Julito.

Llegamos a pie de vie y el calor es insoportable. Recuerdo la fisura en bavaresa del primer largo y, ahora, con más experiencia, veo que es una fisura atlética con o sin metros de escalada previos...

Decidimos que hace mucho calor y hacer sólo el primer largo. Yo creo que ni siquiera voy a hacer eso.

Eca se lanza y nos tiene en vilo. Le cuesta llegar a la primera chapa que está lejos. El granito está caliente y la adherencia en este primer paso es nula. A mi me preocupa cómo va a resolver la fisura. Superarla de primero requiere técnica, un poco de fuerza y una buena adherencia. Creo que tras el espolón y con el calor, no es el momento indicado. Él sigue.

La fisura impone y hace lo que hacemos todos cuando estamos pillados: meterse dentro. Al meterse, la fisura le escupe, la adherencia es mala y José miguel, asegurando abajo, se empieza a poner nervioso. Se nos va a caer. Pero no, nuestro campeón está fuerte y aguanta bien, consigue poner un cordino en una roca dentro de la fisura y asegurarse y, poco a poco, se recoloca, saca el pie fuera y consigue subir hasta arriba... ¡conseguido!

Un día precioso de escalada con buena compañía y charla. Terminamos en La Cabrera con jarritas de cerveza. Allí me encuentro con Antonio, Albita y Susana. Ya estamos agalvanados del todo y nuestra mente emprendedora piensa ya en próximas aventuras...